Cuando hace cinco años mi amigo Enrique
Baquedano, director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid,
me encargó el comisariado de una exposición sobre arte paleolítico, pensé que
era un reto profesional de gran calado. A los pocos días ya teníamos el titulo
principal: “Arte sin artistas”, y un planteamiento general muy ambicioso, que la
“pertinaz crisis” nos ha obligado a recortar sustancialmente sin restar
interés, espectacularidad, etc. a la misma. A
pocos días de la inaguración, tanto el equipo del comisario, como todo el
equipo profesional del Museo Arqueológico Regional estamos entusiasmados por la
cantidad y calidad de las piezas que hemos conseguido reunir en esta muestra.
La Universidad Nacional de Educación a
Distancia este presente en esta muestra no solo con los numerosos profesores
que han colaborado en el catálogo, sino también con numerosas piezas del
Laboratorio de Estudios Paleolíticos de la U.N.E.D.
Arte sin Artistas? Cuando una persona visita el Museo del Prado, puede contemplar el
cuadro de Las Meninas y sabemos que fue pintado hacia 1656 por Diego Rodríguez
de Silva y Velázquez. El problema con el arte prehistórico es que no sabemos
quién o quiénes hicieron estas representaciones, ni cuándo las hicieron, ni
tampoco el motivo. Hoy, tras algo más de 130 años de investigaciones, podemos
intuir un significado, podemos poner una fecha aproximada y también podemos
saber que lo hicieron unos hombres o mujeres muy parecidos a nosotros. Pero las
incertidumbres son mucho más numerosas que las certezas.
El
arte rupestre es un fenómeno, que, utilizando un término muy actual, podríamos
decir que es globalizador. Existe en todos los continentes y se ha realizado a
lo largo de muchas épocas, por muy diversas gentes y razas, pero con un
denominador común que es el Homo sapiens.
Nosotros.
Sin
embargo, el primer despertar de la Humanidad para el arte y el sentido estético
en cuanto a lo pictórico es, por ahora al menos, un hecho exclusivo del Sudoeste
del Viejo Continente. De las más admirables pinturas prehistóricas científicamente
comprobadas, es indubitable que corresponden a varios horizontes culturales del
Paleolítico Superior y que fueron plasmadas por nuestros antepasados
cazadores-recolectores y oportunistas que vivieron durante el final del último
período interglaciar y fundamentalmente durante la última glaciación que cubrió
de hielo gran parte de Europa.
De
este frío período, junto con las obras de arte, se ha procurado ofrecer una
visión de conjunto, a través de ejemplares muy característicos de los
instrumentos y artefactos de toda especie que constituían el ajuar y los útiles
para la vida. Numerosos son los Museos, Instituciones y particulares de distintos
puntos de Francia y España, que han prestado generosamente sus colecciones para
esta exhibición.
El
descubrimiento inicial, no tan casual como suelen ser los más trascendentales
en la Historia, es también un éxito de nuestra querida piel de toro. Un éxito
aún mayor es haber mantenido algunos sabios españoles su convicción, mientras
los más autorizados de Europa querían hacer ver que se trataba de una
superchería moderna. Nos referimos, por supuesto, al genial descubrimiento de
la cueva de Altamira por el insigne erudito don Marcelino Sanz de Sautuola y su
valedor don Juan Vilanova y Piera, que con los más nobles acentos repitió la
palinodia en numerosas conferencias en otras tantas prestigiosas instituciones.
No
debe darse al olvido, en estos balbuceantes pasos de la aventura del
descubrimiento de nuestra ciencia, al ubicuo abate Henri Breuil, que tantos importantes
hallazgos realizó no solo en la Península Ibérica, sino en otros lugares del
mundo.
Estas
gentes nos dejaron su sentir estético sobre muy diversos soportes que podemos
englobar bajo dos epígrafes genéricos: el arte rupestre o parietal y el arte
mueble o transportable. El primero de ellos lo encontramos tanto en las paredes
de cuevas profundas, como en abrigos rocosos e incluso al aire libre, mientras
que el segundo se halla siempre en contextos arqueológicos cerrados.
Estos
últimos cazadores-recolectores-oportunistas buscaron con preferencia asilo en
las cavernas para resguardarse del frío, viviendo generalmente a la entrada de
las mismas y reservando el interior para plasmar admirables figuras de aquellos
animales que observaban durante sus esquilmos.
Aquellas
manifestaciones artísticas nos demuestran la acertada visión y la frescura de
la memoria visual de los cazadores, la obsesión de su atención, la libertad de
manejo, la minuciosidad de determinados detalles; pero la creación artística no
podía obedecer únicamente a un fin estético, inconcebible entonces, ni a
capricho o particular juego de vocación artística, con toda seguridad. Numerosas
han sido las propuestas para tratar de interpretar estos magníficos dibujos en
las rocas. Hoy en día está muy en boga la teoría chamánica. Nosotros pensamos
que puede haber alguna manifestación realizada en un estado entóptico, pero no
se puede aplicar una tabla rasa para un arte que se desarrolló durante más de
20 milenios y en zonas tan distantes como son las que van desde los Urales
hasta el Estrecho de Gibraltar. Carecemos del código de interpretación y por lo
tanto cualquier teoría que se proponga puede ser válida…… o errónea.
El
velo del misterio supersticioso comporta bien la circunstancia de que en el
Suroeste de Europa, las maravillosas pinturas de animales, así como los
enigmáticos signos y otras iconografías, estén puestas generalmente en lugares
absolutamente oscuros y sólo visibles con luz artificial. En nuestra Península
Ibérica poseemos numerosos ejemplos de estaciones al aire libre que contradicen
los paradigmas al uso. En la mayoría de esas obras de arte, obsérvase la
circunstancia de que se concibieron aisladas todas y cada una de las figuras,
escasas veces formando grupos y, a veces, pintadas o grabadas unas encima de
otras a lo largo de las centurias.
La
exposición pretende recoger de una forma muy clara y didáctica diversos
aspectos relacionados con el arte
paleolítico. Está estructurada en nueve ámbitos claramente diferenciados pero,
a la vez, interrelacionados por un hilo conductor como son las manifestaciones
artísticas y por ende, el SER HUMANO.
El próximo día 18 de diciembre, a las 11,30
horas se procederá a la inaguración de esta exposición que podrá visitarse
hasta mediados del mes de abril de 2013. Este acto se desarrollará en el Museo
Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid (Plaza de las Bernardas s/n,
Alcalá de Henares) con la presencia de numerosas autoridades así como por una
amplia representación de la profesión y ciudadanos todos ellos interesados en poder
echar una mirada al Paleolítico….