Noticias / Premio y hallazgo
Un premio que complace sueños y descubre petroglifos
Divaldo A. Gutiérrez Calvache. divaldo2004@yahoo.es
Grupo Cubano de Investigaciones del Arte Rupestre (GCIAR)
Hace unos meses, los que de
una forma u otra nos interesamos por la Arqueología en Cuba, recibimos con
beneplácito la noticia de que un joven y prometedor arqueólogo cubano, el MSc.
Daniel Torres Etayo había sido seleccionado y galardonado con el premio Emerging Explorer del año 2012 por la National Geographic Society (NGS), organización científica
y educativa norteamericana sin fines de lucro, de reconocido prestigio
internacional, cuyo principal objetivo es desarrollar y socializar el
conocimiento geográfico, organizando y patrocinando proyectos de investigación
y expediciones, especialmente en áreas como la Arqueología, la Biología y por
su puesto la Geografía.
En el campo personal, tal otorgamiento me
llenó de alegría y de una sana envidia, pues me encuentro entre los que
contamos con la amistad y camaradería profesional de Daniel, lo que no podía
imaginar este investigador y mucho menos quien estas líneas escribe, es que
dicho premio traería entre otras consecuencias un importante aporte para el conocimiento
del arte rupestre cubano, y que la amistad con Daniel me produjera la
satisfacción de ser la persona escogida por él para hacer públicos los datos
que aquí damos a conocer. Pero intentemos acorralar un principio para esta historia,
a fin de no aburrir al lector con la lectura de todos los adjetivos de
reconocimiento y satisfacción que nos vienen a la mente y el corazón, para con
nuestro amigo.Con anterioridad a la comunicación
pública del premio ya referido, miembros de la National Geographic Society habían visitado Cuba en
más de una ocasión, para participar y discutir futuros proyectos con algunas
instituciones del país, y participar en el proyecto “Mégano” que dirige Daniel,
desde su grupo de Arqueología en el Centro Nacional de Conservación,
Restauración y Museología, del Ministerio de Cultura Cubano; durante esas
visitas los miembros de la National Geographic, fueron conociendo del importante trabajo que
ha desarrollado Torres Etayo en la zona de la Patana, en Maisí, Guantánamo y de
la relación de éste con las investigaciones que entre 1915 y 1919 realizara en
Cuba el arqueólogo norteamericano Mark R. Harrington. Así las cosas, no en
pocas ocasiones se les transmitió a los visitantes lo importante que sería
lograr que alguno de los investigadores que participaban en los trabajos de la
región de Patana, tuvieran la oportunidad de visitar el complejo museístico
conocido como Instituto Smithsonian, en particular, el depósito y archivo del
Museo del Indio Americano, donde se guarda la colección extraída de Cuba por Harrington, y su papelería original o notas de campo.Al ser otorgado el premio ya antes referido, la National
Geographic invita al colega Daniel Torres al Simposium de Exploradores
2012, el cual se celebra en Washington entre el 11 y 15 de junio, en la sede
de la organización antes referida, oportunidad que los altos ejecutivos de la
NGS, aprovechan para coordinar con varios meses de antelación la visita del
investigador cubano al Museo del Indio Americano del Instituto Smithsonian, visita
que se hizo efectiva el 15 de junio en horas de la tarde, donde por espacio de
tres horas se pudo revisar la colección de Harrington, relativa a Cuba y parte
de su papelería original, entre las que se encuentran sus diarios de campo, así
como numerosas fotografías y dibujos, realizados durante sus dos expediciones
de 1915 y 1919. Asimismo, le fue posible revisar piezas emblemáticas de la arqueología
cubana que permanecen en aquella institución, como el famoso ídolo de la Patana
(Fig.1).
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Fig. 1. Daniel Torres Etayo junto al famoso ídolo de la
Cueva de
los Bichos en la Caverna de la Patana
extraído por Mark R. Harrington en 1915.
(Foto: Cortesía de Daniel Torres Etayo)
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Ya en el Museo del Indio Americano y durante la revisión de las
piezas de la colección de Harrington, Torres Etayo, advierte la presencia de un
petroglifo elaborado sobre una estalagmita, que él no recordaba que estuviera
identificado como una pieza del arte rupestre cubano, por lo que inmediatamente
le realiza varias fotografías, copia los datos de registro y la ficha de
catalogo de la pieza, para luego en la escueta revisión de la papelería de
Harrington, intentar esclarecer algún dato de la pieza y más tarde proceder a
revisar la obra “Cuba Before Colombus” tanto en su versión original de 1921,
como en la versión cubana publicada en 1935, por la Colección de libros
cubanos, Cultural S.A., bajo la dirección del sabio cubano Don Fernando Ortiz. Diferentes razones motivaron la demora de
la revisión de estos últimos documentos, la cual no se realiza hasta finales de
Junio, momento en que se comprueba que el petroglifo en cuestión es un nuevo
reporte para la rupestrología cubana, pues el arqueólogo norteamericano Mark R.
Harrington nunca lo dio a conocer a la ciencia, ni en su libro de 1921, ni en
su artículo “El ídolo de la cueva”, publicado en 1951 en la revista Nature
History, en su volumen 60. Al decir de Daniel Torres “Tal vez en sus diarios de
campo esté la referencia al nuevo petroglifo, pero no alcanzó el tiempo para
leerlo todo” (Torres com. pers. 23 de junio de 2012).
Con estos elementos, es que el colega
Daniel Torres nos llama y nos pone al tanto de su hallazgo y nos entrega la información
que sobre dicho petroglifo había podido reunir, parte de la cual exponemos a
continuación.
El petroglifo de los Cayucos. Al parecer en el primer viaje
de Harrington a Cuba (1915), y en su recorrido por la Punta de Maisí, éste
visita el área conocida toponímicamente como Los Cayucos, territorio que se
encuentra al suroeste de la comunidad rural de Maisí, y al nornoreste de la
región de Patana Abajo, entre la primera y la segunda terraza, a una altitud de
entre 30.0 y 60.0 m, snmn donde en una de las tantas cavidades del área, a la
que denominó Cueva Los Cayucos, ubicada muy probablemente al borde del farallón
de algunas de las terrazas marinas emergidas de la región, el explorador
norteamericano encuentra tallado en el lateral de una de las estalagmitas de dicha
cavidad, un petroglifo que al parecer representa un rostro antropomorfo, de 7.0
cm de ancho por 18.0 cm de alto (Fig. 2).Hoy sabemos que al ser encontrado el ídolo de la
Patana y comunicado el hallazgo al entonces director de la Heyes Foundations,
el Dr. Heyes, éste le respondería a Harrington un escueto y claro cable donde decía:
“Obtenga ese Ídolo” (Harrington, 1921: 210). Por lo que nosotros consideramos
que es extremadamente probable que el hallazgo aquí reportado se realizara con
posterioridad al de la Caverna de la Patana, pues los cortes que presenta la
estalagmita donde se realizó este nuevo petroglifo, son similares a los
ejecutados para cortar en cinco fragmentos el ídolo de la Patana, pero al
parecer para esta nueva extracción nunca se pidió permiso ni comentarios al Dr,
Heyes, por lo que razonamos que la decisión de cortarlo y extraerlo de Cuba fue
del propio Mark R. Harrington, al amparo de la orden recibida inicialmente para
el de la Patana.
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Fig. 2. Imagen del petroglifo de la Cueva de los Cayucos.
Colectado por Mark R. Harrington en la región de Maisí,
Guantánamo, Cuba. (Foto: cortesía de Daniel Torres Etayo)
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Claro está, que la anterior consideración es una
inferencia nuestra, pues ni la comprobación de esta, ni la localización exacta
de la cueva donde se realizó el hallazgo, serán posibles sin futuros estudios
de la papelería de campo original de Mark Raimond Harrington en Cuba, los
cuales continúan bajo la custodia del Museo del Indio Americano del Instituto
Smithsonian, pues hasta hoy el único elemento esclarecedor al respecto lo
constituye la tarjeta de registro de la pieza (4-6913) en la cual se puede
leer:
“Side of stalagmite which has been carved in relief to
represent human head.
Cave Los Cayucos, Maisí, Baracoa, Cuba. Collected by M.
R. Harrington”.
Otra interrogante sin explicación en relación con este
petroglifo, es la de no conocer qué razones motivaron a Harrington para no dar
a conocer este hallazgo, en ninguna de sus obras publicadas. Finalmente, es necesario decir que este reporte
representa la estación número 59 para el arte rupestre de la provincia de
Guantánamo, la cual es la segunda provincia del país por el número de sitios
reportados para el arte rupestre, pues hasta hoy la primacía la sigue teniendo
el territorio de la provincia de Matanzas, con 83 sitios. Así mismo este
hallazgo representa el reporte de estación 288 para el arte rupestre cubano.
¿Preguntas,
comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
Cómo citar este artículo:
Gutiérrez
Calvache, Divaldo A. Un premio que complace sueños y descubre petroglifos.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/bovedasmithsonian.html
2013
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